sábado, 21 de marzo de 2009

CAPITULO 14 :Invitados encarcelados

-¿Zafrina?-Los oídos de la joven al fin captaron el sonido de la voz de Morpheus, aunque aún disperso. Zafrina no lo hizo esperar más y abrió sus ojos. Su piel contactó con algo realmente cómodo y calentito.-Tranquila, estás a salvo.-La voz del joven le calmó. ¿Verdaderamente estaban a salvo? Observó la mano rígida de Morpheus como se enredaba en su mano mientras le dedicaba una profunda sonrisa.- Zafrina, ésta es Cloe.-Detrás del joven se perfilaba un cuerpo curvilíneo cubierto por una capa negra que dejaba entrever sus ojos verdes y un tímido mechón rubio.
-Por fin despertaste querida.-Zafrina se incorporó mientras Cloe se sentaba a un lado de la cama.-Según me ha contado tu amigo erais cuatro antes de que os encontráramos ¿no es así?
-¿Encontrarnos? Pero…
-En efecto, ellos nos rescataron de aquellas sombras.-La voz de Morpheus expresaba ira.-Nos acogieron como invitados.
-Espera… ¿la cárcel en donde estábamos era vuestra?-Cloe asintió.-No lo entiendo, ¿así es como tratáis los vampiros a los invitados?
-¡Zafrina!
-Morpheus vamos, nos salvó de no sé dónde y nos encarcelaron como a unos delincuentes, en mi idioma significa secuestro.
-Detesto tener que contrariarte, creíamos que erais de “los inmortales”
-Pero si precisamente nos salvasteis de ellos, ¿no?
-Zafrina, no lo sabemos, nos encontraron en el mar, en pleno océano… al menos deberías de dar las gracias, ¿no crees?-Dijo Morpheus mientras Cloe se levantó y caminó hacia la puerta.
-No importa, es normal.-La muchacha se fue. Llegó una pausa bastante incómoda entre los dos jóvenes, hasta que Morpheus preguntó:
-Zafrina, ¿Qué te ha pasado?-La joven suspiró.
-Nada… simplemente me parece raro que nos metan en una cárcel como invitados, como vulgares ladrones.
-Zafrina… lo importante es que estamos a salvo.-El vampiro le tendió la mano mientras Zafrina se incorporaba lentamente. Le agarró con fuerza y se levantó de la cama pausadamente. Morpheus le soltó la mano y la contempló: su cabello largo y castaño se deslizó por la suave superficie de la cama y su vestido blanco y sencillo estilizaba su cadera al levantarse. La luz de la luna que entraba por la ventana se reflejaba por los pequeños poritos de su vestido lo que hacía que su figura se realzara y pareciera…
-Hermosa, sencillamente hermosa.-Morpheus se acercó con sus ojos verdes clavados en los de la muchacha. Su brazo rodeó la cadera de Zafrina mientras esta se vio atraída por sus ojos y sus brazos caían rendidos al contacto con la piel fría y suave de Morpheus.

Mientras acariciaba la rosa, miraba a su alrededor expectante: Cinco mesas se disponían en el gran comedor. Ninguna quedaba libre de los numerosos marineros y pasajeros de baja estima que comían y reían a su antojo. De fondo, susurraba una radio olvidada en algún lugar de la estancia. El contacto de los platos y el griterío de la gente provocaban un molesto dolor de cabeza.
-¿Es usted Léstor Seth?-El joven se giró y asintió confuso.-El capitán quiere verle.-El muchacho siguió sin preguntar al marinero hasta una puerta de metal repleta de oxidaciones.
Léstor la abrió. La Dama y el capitán lo miraron.
-¿Qué ocurre?
-Léstor, escucha esto.-El volumen de la pequeña radio subió y una voz entrecortada informaba de algo horrible:
-“¿Qué está ocurriendo? Nadie lo sabe o incluso lo siente, ya han pasado tres días desde que el sol no aparece por el horizonte y empezamos a temer lo peor. La noche invade las calles de la ciudad de Londres y el resto de Europa. Quizás, si esto no se arregla, Londres no volverá a ser como antes. La gente ha empezado a reservar vuelos predestinados a cualquier continente donde el sol no sea tan perezoso. Los científicos no se explican lo que ocurre pero se acogen a la idea del llamado cambio climático…”-El volumen de la radio volvió a bajar. Léstor agachó la cabeza.
-La gente ya duda y se teme lo peor, en mi opinión va siendo hora de que le entreguéis el Áfrodes.
-¿Cómo sabe usted eso?-La Dama se tapó el anillo que portaba su mano izquierda.
-No os dejéis abrumar con mi aspecto de capitán borracho, yo fui un cazavampiro.-Léstor se acercó a La Dama mientras miraba al capitán.-Me llamo Bernam. Me alegra pensar que en mi barco viajan dos cazavampiros…
-¿Cómo lo supo?
-¿Saber el qué?
-Lo de cazavampiro.
-¿Creéis que al romper una ventana y oír una risita de muy mal gusto nadie se daría cuenta? A mí también me volvió loco tal risa. Por cierto, ¿no eráis cuatro?
-Parece ser que su memoria a veces le falle, usted fue quien me salvó del mar hace poco y con tanta deducción me parece realmente raro que no averiguara lo ocurrido.-Hubo una pausa.
-Su cursi habladuría me aborrece.-Señaló el capitán al joven Léstor. Éste rió.
-Morpheus y Zafrina se llaman y me temo que no sabemos nada desde ese día.-Contestó tensa La Dama.
-Cuanto lo siento.
-Por cierto capitán.-Los dedos de Léstor recorrieron el timón cuidadosamente.- ¿Falta mucho para llegar a Venecia?
-Bueno… estamos cruzando el Cabo Finisterre y creo que en la madrugada de mañana cruzaremos el Estrecho de Gibraltar…
-¿Ya, tan rápido?
-No menosprecie a esta preciosidad.-Bufaba el capitán mientras golpeaba la pared de metal.
-¿No puede ir más rápido?-Interrumpió La Dama.
-¿Más? Es imposible.-El capitán rió al escuchar tal impresionismo de Léstor.
-Claro.
-Morpheus y Zafrina señora.-La voz apagada de Cloe hacía eco con las enormes y largas paredes de piedra que se levantaban alrededor de un gran círculo donde, en el centro, se disponía una mesa larga y solitaria, únicamente en compañía de sillas y una capa negra que si no fuera por el labio que se esbozaba, parecería como una simple sombra. Morpheus miró hacia arriba expectante mientras andaba lentamente hacia aquella “sombra” aparentemente humana. En lugar de un techo grande, escultural y pintoresco, una cúpula inmensamente larga, los cubría a todos.
-Saludos a los dos.-La sombra hizo una reverencia elegante, y Zafrina, por no ser menos la imitó.-Según me han informado vos es un vampiro y ella… un dudoso ser.-La voz aterciopelada y magistral, provocaba temblores que únicamente sentían los dos jóvenes.
-¿Un humano es un dudoso ser?
-Me temo que no, pero apuesto que no lo eres.
-¿Y si lo soy?
-En tal caso, no tendré más remedio que matarla pues, sabes demasiado.-Zafrina tragó saliva.-Pero tranquila, sé que no lo eres pero mi cuerpo no le gusta su presencia…
-Perdone, necesitamos volver al barco en el que viajábamos.-Interrumpió Morpheus.
-¿Y puedo preguntar a donde os dirigíais dos vampiros, un cazavampiro y un… digamos, no humano?-La sonrisa de Zafrina se pronunció en su rostro.
-Nos dirigíamos a Venecia.
-¿A Venecia, me permite preguntarle de nuevo por qué?-Morpheus miró a Zafrina y esta asintió.
- Buscamos a Lady Iria.-La sombra no dijo nada durante unos minutos.-La otra vampira, La Dama, porta el anillo Áfrodes de Lady Iria y si conseguimos la gotita de sangre que contiene tome contacto con la piel muerta de ella…
-Si ya se la historia, no hace falta que vos me la repita de nuevo.-La sombra pausó de nuevo y Zafrina se puso tensa, obviamente, no tenía ni idea de la historia.-Lamento darles la terrible noticia de que no podréis regresar al barco.
-¿Qué? Por favor, os lo suplico.
-No creo que sea necesario ya que estáis en Venecia.-Los dos jóvenes se miraron.-Y yo soy Lady Iria.

3 comentarios:

  1. ooooo comooo molaaa(LLL) en serioo O.O I LOVEEE ITTT*3*

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  2. diosss impresionante!! me gusta incluso mas que crepusculo fijate^^

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