sábado, 23 de mayo de 2009

CAPITULO 19: Sueño

“Oscuridad. Eso es lo que veo, puedo sentirlo. ¿Qué es esa extraña sensación de calidez? Una bella melodía llega a mis oídos, me siento… bien. Poco a poco se acerca alguien. Lo veo aún más claro: una mujer está sentada al lado de una cunita que se balancea. La mujer le canta una nana al bebé que duerme apaciblemente en la cuna. La joven me resulta familiar, quizás su cabello largo y castaño y piel morena me suene… ¿Zafrina? No, imposible.
-Pronto estaremos juntas.
Comenzó a hablarle al bebé con un hilito de voz maternal y cariñoso, parece que se separan pero, ¿porqué?
-Tú no estás sola.
El rostro de la muchacha se giró hacia mí lentamente mientras seguía cantándole la nana. Esos ojos marrones, su rostro cansado y su marca en la oreja… mamá.”
Los ojos de Léstor se abrieron.
-Léstor despierta dormilón.-El rostro de Zafrina se fue aclarando poco a poco en los ojos del joven.
-¿Mamá?-La muchacha titubeó.
-No Léstor, soy Zafrina.-Léstor se sonrojó e incorporó rápidamente.
-He tenido un sueño.
-Se sabe.
-¡Hay que despertarse, Lestorín!-Gritó La Dama en tono burlón.
-¿Lestorín, qué es eso?-Le preguntó el joven mientras se levantaba.
-Tu mote cariñoso, ¿no te gusta?-Léstor se encogió de hombros.
-Me es indiferente Angelita.-La joven se cruzó de brazos mientras Léstor esbozaba una enorme sonrisa.
-¿Y Morpheus?-Inquirió Zafrina algo ávida.
-¿Tienes ganas de verle?-Agregó La Dama.-Ahora vendrá con Iria, han ido a cazar. Mientras, os explicaré lo que aremos de forma resumida para que cuando lleguen os lo expliquemos mejor: Iremos a Transilvania, entraremos en el castillo de Balo y, una vez allí, Iria se ocupará de él mientras nosotros nos cargamos a unos cuantos Inmortales.

-Ya han salido mi señor.-Le confirmó Lana.
-Estupendo.-La vampira titubeó mientras contemplaba como el rostro de Balo no cambiaba
-¿Y cuál es mi castigo?
-Hoy estoy muy cansado, te librarás por el momento.-Sin mostrar furor, Lana se inclinó y desapareció de la puerta. Una vez más, reinó el silencio. Balo, sentado en su trono de colores apagados y estilo gótico, cerró los ojos y meditó. Los castigos de los Inmortales solían ser duros y dolorosos, aprovechaban la inmortalidad de los vampiros para castigarlos por medio de la tortura, pero nadie se quejaba. Balo Fer era el vampiro más antiguo de, posiblemente, el continente y eso provocaba una dureza impune para quién le desobedeciera o decepcionara.
-¡Dilan!-Gritó sin esfuerzo. El joven entró por la puerta elegantemente. Estaba claro que a Balo no le gustaba esperar y la velocidad de los vampiros corría en su favor.-Ya que Paul está de caza y Lana ya no me interesa tanto, te dejo al mando. Busca más inmortales, un sustituto de Cloe y… más soldados, por si acaso.
-¿Quién me puede conceder servicios?
-Quién quieras, eso no me importa… Sabes Dilan, últimamente soy fácil de irritar así que más te vale no decepcionarme y no vuelvas hasta conseguirme lo pedido.
-Llamaré a Lana y nos pondremos en marcha.

Dilan subió las escaleras en forma de caracol de la mansión hacia el último piso. Allí, en la habitación más apartada, estaba Lana. Dilan entró en ella sin titubear. La puerta chirriaba sin piedad debido a su edad: podría tener unos… trescientos o cuatrocientos años.
-Lana querida, nos vamos de caza.-La habitación estaba silenciosa, a simple vista, no había nadie en la estancia.- No tenemos todo el día, encanto.
-Ya no se puede ni cambiar tranquila.-Dilan se dio la vuelta y contempló como el cuerpo de la vampira solo estaba cubierto por una fina manta.
-Será mejor que te des prisa o Balo se irritará con nosotros, a menos… que quieras ir así.- La sonrisa del vampiro se alargó.
-Estoy más cómoda con la túnica, ya sabes, la de siempre. Creo que tu también deberías ponértela por si hay algún humano capaz de quedarse con las caras.
-Si me lo pides tú… te espero en el vestíbulo.

-Todos jugamos un papel importante.-Añadió Morpheus tras acordar el acto.
-Estoy algo nerviosa.-Sonrió Zafrina. Léstor la cogió de la mano para tranquilizarla.
-Ha Transilvania pués.-Confirmó Morpheus
-Vale, pero que no sea en barco.-La Dama se inquietó al decirlo.-Odio los barcos.
-Entonces en avión. Creo que vamos a montar en todos los medios de transporte posible.-Bufó Zafrina.
-Pero de nuevo no tenemos dinero. El barco fue gratis pero no creo que el pajarito lo sea.
-Léstor, no seas incrédulo, si hemos entrado en un hotel y no hemos pagado, el avión será igual. Para eso tenemos a Angélica.
-¿Angélica?-Preguntó Zafrina confusa.
-Es mi verdadero y odiado nombre.-Contestó la joven vampira.
-Es precioso, me encanta.
-Todo esto es una locura.-Cortó Iria bastante irritada.-Creéis que los Inmortales no os van a localizar y estáis muy equivocados. Seguramente ahora mismo estén persiguiéndonos y el plan se irá al garete.
-Tienes razón… también necesitaremos ropa nueva y moderna.-Todos miraron a Morpheus atónitos mientras Iria se cruzaba de brazos a la despreocupación de su advertencia.
-A mí no me hace falta, yo ya la tengo. Veo que voy más adelantado que ninguno.
-Puede que los demás lo necesitemos, Léstor.-Añadió Morpheus.
-Yo tengo otra manera de ganar dinero.-Susurró La Dama.-Mañana es el baile de máscaras según he visto en los carteles y… supongo que habrá muchas personas ricas y con mucho dinero.
Las calles empezaron a llenarse y el misterio lo invadió todo, miles de personas enmascaradas paseaban por las calles estrechas recreando un universo teatral y mágico. Era tal el auge del carnaval que los hoteles y restaurantes se veían colmados por miles de turistas de todo el mundo: chinos, americanos, europeos… Era un mundo anónimo donde mágicamente todos se volvían iguales. Los turistas no paraban de fotografiarse protegidos por una máscara, envueltos por una capa de seda o de raso, junto a cientos de figuras enmascaradas. El recorrido era siempre el mismo: desde la plaza de San Pietro di Castello hasta la plaza de San Marcos donde la Basílica que lleva el mismo nombre, enriquece e inspira el carnaval. La Dama e Iria se incorporaron a la fiesta mientras los demás esperaban. Su objetivo era el aeropuerto pero, si todo salía bien, se incorporarían en el hotel San Marcos, cerca de la plaza.
-No me puedo creer que recurra a esto, ¡a robar!-Añadió Léstor atormentado.
-Todos lo hicimos alguna vez.-Calmó el vampiro.
-Yo no.-Zafrina se cruzó de brazos mosqueada.-No me gusta robar, ellos necesitan igual que nosotros el dinero.
-¿De veras?-Morpheus se acercó a la joven.-¿Crees que ellos están pendientes de matar al vampiro más peligroso, crees que ellos tienen que estar vigilando sus espaldas por si les atacan?
-No, supongo que no.
-Bueno tienen que vigilar sus carteras.-Añadió Léstor.
-Me temo que están bastante entretenidos con el carnaval.-Una sensación escalofriante recorrió la espalda de Morpheus. Éste se giró pero no vio nada: evidentemente, no se trataba de mirar atrás pues ya lo había vivido antes pero… ¿dónde? Empezó a observar más detenidamente a los presentes e intentaba mirar a través de las máscaras algún rostro conocido.
Al cabo de un rato de festejos, Iria y La Dama consiguieron bastante dinero. Gracias a su habilidad y sigilo pudieron reunir suficiente para el billete y el hotel. Dentro de poco las personas saqueadas iban a echar en falta mucho dinero.
-Me temo que solo hay dos habitaciones separadas.
-Pues ponga en una habitación una mesa camilla.-Protestó Morpheus. El vampiro tenía un acento bastante bueno, parecía realmente un italiano de nacimiento.
-Si quiere una habitación con cama matrimonial.-La sonrisa del recepcionista se agrandó. Llevaban un cuarto de hora discutiendo sobre la objeción de las camas.
-Está bien, deme las dos separadas.
-Enseguida.
Y así, Léstor y Zafrina durmieron en habitaciones separadas supuestamente, por los celillos del vampiro.

“Otra vez esa mujer con la cuna. De nuevo parecen separarse pero la nana no cesa.
-Pronto estaremos juntas.
¿Quién es el bebé al que mi madre canta y mece? Podría ser yo pero… qué yo sepa siempre he sido un chico y nunca me separé de ella excepto cuando murió. Puede que me esté diciendo algo, como una señal pero, ¿qué? Mi madre parece alegre, contenta ¿y el bebé? Valla la cuna se está acercando a mí. Se parece bastante a mi madre: piel morena, rasgos muy femeninos, la marca en la oreja… Vale, me estoy asustando… ¿Porqué sus ojos son color miel?”

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